A través de la generación de frío se elimina el calor de procesos o materiales a gran escala, disminuyendo la temperatura hasta un valor deseado. Esto es de suma importancia para multitud de sectores que desarrollan sus productos o procesos a baja temperatura, o necesitan mantenerlos en condiciones óptimas.
Pero también resulta crítico a la hora de conseguir un entorno adecuado para el correcto desarrollo del trabajo de las personas.
La conservación mediante frío ha ido evolucionando hasta nuestros días a través de diferentes métodos:
- Por un lado, los túneles de congelación y cámaras de refrigeración se han hecho más eficientes a nivel energético.
- Por otro lado, los gases fluorados como el freón han sido sustituidos por otros mucho menos agresivos, aunque este se siga empleando en ciertos equipos pequeños.
Prima en la actualidad el uso del amoniaco, que se emplea en grandes equipos, ya que tiene mayor capacidad refrigerante (sus propiedades termodinámicas le ayudan a alcanzar temperaturas de hasta -70 °C) y permite una reducción de hasta el 15% en el dimensionado de dichos equipos.
El amoniaco (NH3 · R-717 de acuerdo con el Standard 34 de ASHRAE) es un producto natural incoloro y de un fuerte olor penetrante. Precisamente este olor característico es una gran ventaja sobre los anteriores gases en casos de escapes y fugas en el sistema.

Además, este compuesto químico no es contaminante, por lo que no produce daños en la capa de ozono y posee un mayor rendimiento sobre otros refrigerantes, con un menor coste frente a los mismos.
Un elemento esencial para diferentes sectores de la industria
Los sistemas de refrigeración son primordiales para que muchas industrias funcionen adecuadamente. Su uso depende del sector en el que apliquen, pero es común la importancia del buen desempeño de los sistemas de frío industrial para mantener la productividad y el confort.
La industria alimentaria, de bebidas y agrícola necesitan conservar sus productos, tanto durante su almacenamiento como en su transporte, para mantener la calidad de los alimentos, bebidas y materias primas durante todo el proceso de producción y cadena de suministro. De esta demanda surge la importancia de refrigerar a gran escala para garantizar la conservación y preservación de los diferentes productos perecederos.
En el caso de la industria química y petroquímica, el control de la temperatura es esencial para conseguir alcanzar una alta eficiencia en sus procesos de transformación, como destilaciones o condensaciones, en los que es fundamental la eliminación del calor.
Para la industria farmacéutica, la generación de frío permite trabajar en las condiciones estrictas necesarias que garanticen el éxito de sus procesos productivos y la conservación de medicamentos, vacunas, principios activos, etc. No solo necesitan una adecuada filtración y esterilización de entornos cerrados, como salas blancas, sino que
también deben controlar la temperatura para asegurar la estabilidad de los procesos y el estado óptimo de la producción.
En el caso de otras industrias como la naval o la metalúrgica, dependen de la refrigeración para el correcto desarrollo de sus operaciones con el objeto de mantener un ambiente confortable para las personas.
Estos son algunos de los ejemplos más representativos del uso del frío industrial para las industrias. Debido a su importancia, las compañías necesitan garantizar la fiabilidad de sus sistemas de refrigeración con las soluciones más eficientes.